Capítulo VI: Las facturas municipales

pueblo

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El camión de limpieza del ayuntamiento lavaba lentamente las calles del pueblo. A esas horas el adoquinado de las aceras, a pesar de su opacidad, se mostraba sorpresivamente reluciente. El olor de los almendros impregnaba el aire. Cantando los gallos su perenne letanía anunciando que el nuevo día pronto comenzaría.

No paraba de pensar en Libertad y en cómo lo estaría pasando, tras la marcha de Luis. Es por ello que me propuse esa mañana acompañarla para desayunar. Mas previamente pasaría por el bar municipal a por churros y porras, que de seguro a ella le encantarían.

Desde la calle se escuchaba la música de fondo de “Radio Vecindad”, la emisora local. Y es que antes de iniciarse la tertulia política matutina, el programa “te rondará morena” deleitaba a sus oyentes con las mejores canciones del panorama nacional.  Concretamente en ese preciso instante sonaba el famoso tema de Pedro Guerra: “debajo del puente”. El cual nos habla de las dos realidades que conviven en un mismo lugar. Una aparente a ojos de todos. Y la otra subyacente, la que por su crudeza optamos normalmente por obviar.

Manuel limpiaba la barra vacía. Y es que tan temprano la única compañía factible era la amena conversación que tan alegremente compartía este entrañable hostelero con sus escasos madrugadores clientes. Le dije lo que quería y mientras esperé a que me lo preparase Soledad, la taciturna cocinera del bar municipal. Cuando de repente el cantinero se soltó a hablar:

-“Estoy harto Pedrín, de tanta hipocresía. Si esto sigue así, yo también dentro de poco cerraré”.

Le pregunté por qué barajaba esa drástica decisión, a lo que me respondió:

-“Te acuerdas de Miguel, el del taller de enfrente. Al igual que hizo con Luis, Golfi lo ha vetado. Y cómo siempre todos sus órdenes se han tragado. Por lo que en breve nos abandonará. Avocado a buscar en otro sitio su sustento.

Golfi pretendía que le comprara a él las tuercas y tornillos. Como no quiso, ya te supondrás lo que pasó. Asimismo sabes que este año empezó a reparar los coches del consistorio. Sin embargo, después de la moción de censura, colocando Golfi a su apadrinado de alcalde, la cosa cambió. O incrementaba el importe de lo facturado o de la lista de proveedores oficiales era tachado. Y sabes que cuando de estas cosas te hablan, te suelen coger a solas para no dejar pruebas de tremendo despropósito y desfachatez.

A mí como no les río las gracias los recibos de lo que aquí han comido, tardan hasta un año en abonarme. Después se jactan en decir que pagan en 60 días. No obstante, el truco está en que el periodo que cuentan de cara a la galería es desde que se aprueba el gasto por Junta de Gobierno, pasando la autorización posteriormente a tesorería. Si bien desde que yo presento el cargo hasta el instante de pagarme, transcurren habitualmente varios meses. Ocasionado porque lo debido es por el máximo regidor retenido en intervención, alegando que no está conforme con el importe u otra tonta razón. Obligándote a desplazarte hasta su despacho, con el propósito de humillarte y recordarte de quién en el pueblo manda.

Y es que aquí no existe el libre mercado, el cual a otras circunscripciones numerosos beneficios ha llevado, aumentando la calidad de vida de sus ciudadanos. Este rincón español  se rige por el más puro intervencionismo. Cuando al primer edil se le confiere tanto poder, o bien está dotado de una inmensa benevolencia y ecuanimidad, o se dedica a controlar hasta la última nimiedad.

¿Cómo es posible que si yo quiero montar una fábrica, por poner un jemplo, sea el alcalde quien me reciba y me transmita verbalmente la oportuna autorización? Lo coherente sería que el  departamento técnico y jurídico fuera el que revisara las instancias presentadas, informando si cumplen o no con el reglamento vigente. Golfi, no era abogado, ni arquitecto, y a parte de marrullerías, pocas cosas sabía. El que está ahora se mantiene en la misma corriente, fiel a su maestro protector, para más señas cómplice en sus fechorías y sentado en el sillón gracias a los transfugados. Amén de que fue el menos votado en los comicios pasados. Puesto que no resultaba apropiado que Golfi se presentase al estar condenado por prevaricación.

Hoy leí en el periódico que el tiempo estimado para abrir un negocio en España es de 47 días, necesitando rellenar 10 documentos. Frente a las 10 jornadas de Singapur, donde se requieren exclusivamente 4 impresos. Si analizamos lo que ocurre en Matahambre ni te cuento. Que si revisaran los expedientes consistoriales con grandes sorpresas se toparían.

La semana pasada tu prima Libertad me habló del sistema en EEUU implantado y como con ello la corrupción allí ha bajado. Eliminando la figura del strong-mayor actual, por la del city-manager. Es decir, ponen a un profesional al mando, y limitan la capacidad de decisión de los políticos. Evitando cambios continuos en las medidas a ejecutar. Por lo demás motivando la labor del funcionariado. Valorándose para cada vacante no sólo los datos académicos, sino los laborales y cualidades personales: don de gentes, trabajo en equipo, resolución de conflictos,…Donde se cubre exclusivamente el puesto necesitado y ni uno más. Ya que entienden que es el tejido empresarial el que genera riqueza y empleo, siendo ahí donde los ciudadanos han de ser contratados. Relegando con ello la abominable práctica política de estos lares: un puesto a cambio de un voto. Que a lo único que conduce es a subir los impuestos en pro de mantener tan colosal entramado, y que ahora queda evidenciado al no disponer de las entradas que anteriormente provenían de las licencias de construcción concedidas”.

Manuel me dio lo churros y las porras. Con la bolsa en la mano caminé con paso firme, dirigiéndome a la casa de mi prima Libertad. Apesadumbrado por las desgracias de una comarca que cada vez retrocedía más en lo andado. Trágico hecho mayormente propiciado por las absurdas caciquerías de un grupo de desalmados.

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