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Hace poco recibí un mensaje de alguien que me pedía que le diese mi particular visión sobre la política canaria. Residía en otra Comunidad Autónoma y había participado en la vida pública de ese lugar, sintiendo curiosidad por conocer las similitudes y diferencias, en cuanto a esta índole, entre ambas regiones.
Y tengo que confesar algo, la idea del blog nació desde esa perspectiva. Ante el hartazgo que producen diversas situaciones que son uso y costumbre y que convierten ese, quizás, utópico afán de servir a los demás, en algo completamente desvirtuado. El planteamiento era compartir experiencias, pudiendo aprender mediante las múltiples aportaciones de los lectores. Buscando crear un enriquecedor pensamiento colectivo. Y conocer si esos, a mi entender infortunios que acontecen legislatura tras legislatura en concretos parajes del territorio español, se reproducen también en otros lares.
Pues bien, comenzaré por detallar lo que humildemente considero que urge modificar en la comunidad donde resido. Lo que tal vez no difiera demasiado de las iniciativas a implementar en otros puntos.
Primeramente necesitamos concienciarnos de que no es factible continuar manteniendo tan monstruoso aparato gubernamental. Lleno de duplicidades y solapamientos entre las distintas administraciones. Desencadenando la ineficacia del sistema y el alargamiento de los procesos excesivamente. Sin contar que todo esto va en contra del rigor y austeridad presupuestaria exigido, al no optimizarse adecuadamente los escasos recursos.
Llevamos décadas hablando de la ventanilla única, de la aplicación de las nuevas tecnologías a la burocracia, en pro de facilitarle al ciudadano su acceso a la administración, eliminando barreras físicas y temporales. Sin embargo, lo cierto es que a pesar de excepcionales ejemplos, estamos muy lejos de alcanzar los citados objetivos.
Y como en el artículo anterior ya expresé, esta imperiosa reestructuración ha de comenzarse por la base, es decir, los Ayuntamientos.
Sin olvidarnos de invertir en el futuro, que pasa inexorablemente por una excelente labor educativa. Resulta inadmisible que existan municipios en los que la tasa de fracaso escolar ronde el 70%, lo que significará a largo plazo la insoslayable ruina de la zona. Ya que la única vía para salir de la crisis en la que estamos inmersos es la diversificación de los sectores productivos, y esto exclusivamente se logra a través del conocimiento.
Canarias precisa además desarrollar un coherente plan en Turismo, su principal motor económico. Industria normalmente considerada por los gobernantes de todos los colores y épocas como una “María”, encargando su gestión habitualmente a personas sin la mínima cualificación, ni experiencia profesional. Siempre me he preguntado: ¿un empresario entregaría la dirección de su empresa, de la que depende el bienestar de sus empleados y el suyo propio, a un amigo sin formación en la materia? No sé, pero me da a mi que no.
Más que buscar grandes fórmulas, se trata simplemente de aplicar la lógica sin interés espurio alguno. Lo contrario nos abocaría paulatinamente a un contexto de difícil retorno. Y sinceramente, pienso que merece la pena luchar denodadamente por tan bellas islas, orgullo de todos los canarios.
