Campo de Golf en Tenerife, Canarias. (www.euroresidentes.com)
Hoy viernes es el último día para los profesionales del sector, mañana sábado FITUR abrirá las puertas al público en general. La crónica de esta edición se caracteriza por: la tristeza reinante, la incertidumbre de lo que pasará en el futuro, las macabras apuestas de cuánto tardarán algunos en caer, la presión de los turoperadores a los hoteleros con el objetivo de propiciar una reducción en el precio de venta en la unidad alojativa, etc, etc.
La nota multicolor la ponen los políticos, que ahora no sólo se comportan como próceres conocedores de la actividad turística, aunque adolezcan de la mínima idea, sino que además osan indicar al empresariado cómo han de dirigir sus negocios, aunque ellos mantengan una absoluta dejadez dentro del área que ostentan.
Ayer en un debate televisivo un cargo público planteaba la necesaria moderación en las retribuciones del ramo. Esto ya es el colmo. Para más inri tal postura era defendida por un gobernante adscrito a una organización de ideología liberal. Cuya principal teoría es que vivimos en un país donde impera la economía de libre mercado. Habiendo demostrado la historia que el intervencionismo por parte de la administración pública, con el objeto de regular la oferta y la demanda, a lo único que conlleva es a generar adversas consecuencias. En Canarias todos recordamos los supuestos efectos que produjo la moratoria: indemnizaciones millonarias, un crecimiento vertiginoso, pérdida de la competitividad y merma en la cuenta de resultados. Poniendo en peligro la tan cacareada y ansiada sostenibilidad.
Por otro lado, tales aseveraciones muestran: o bien una ausencia de empatía hacia la problemática del gremio; o falta de respeto ante la angustia creada por la eclosión de la crisis. Si no, que le pregunten a las limpiadoras, cuyos emolumentos son una miseria, asignándoseles cada vez un mayor número de habitaciones por el mismo sueldo. A los agentes de viajes, que cobran prácticamente el salario mínimo interprofesional, así como guías, animadores turísticos, camareros,… De las propinas ya nadie se acuerda, pasaron a la historia, ya que el turista abona la totalidad del viaje en el origen, paquete que incluye: transporte, alojamiento, manutención, traslado,… Y si se refiere a los ejecutivos que tienen dos carreras universitarias, varios másters y hablan tres idiomas, estoy convencida de que perciben mucho menos que cualquier concejero o concejal de turismo, cuya formación no es demasiado extensa, por decirlo de una manera poco ácida.
Si tales palabras eran un chiste no tienen gracia, y si no sería aconsejable más seriedad y rigurosidad.
Por cierto, desde aquí pedimos que determinadas instituciones abandonen la práctica de presentar cada año durante FITUR los mismos proyectos, cuya culminación jamás acontece. Si no se tiene nada de que hablar, la mejor opción es callarse, preferible a que te pongan colorado tirando de hemeroteca.
