Castilla, Sorolla y Francisco Giner de los Ríos

La fuesta del Pan, Sorolla

Decía el gran pensador José Ortega y Gasset, que existían dos Españas que rivalizaban entre sí, no posibilitando con ello el progreso. Y a veces pareciese que se continuase así. Lo digo, porque supuestamente persistimos en catalogar a los grandes intelectuales en un bando u otro, y dependiendo de ello serían buenos o malos. Lo cual resulta paradójico, puesto que cuando un pueblo anhela avanzar, ha de ser capaz de mirar su historia abstrayéndose de cualquier apasionamiento, aprendiendo de este modo de sus presuntos errores. Ya que la gama cromática de los sucesos nunca suele ser blanca o negra, albergando en su interior infinidad de matices.

Si analizamos la fecundidad ideológica y cultural de la edad de plata, a la que pertenecen los hombres y mujeres de la generación del 98, del 14 y del 27, sus maravillosos logros quedan eclipsados por relatos difusos. Biografías y hechos quizás en muchas ocasiones tergiversados por una interesada utilización propagandística en distintos momentos y por diferentes sectores.

Y algo similar ocurre con la figura de Sorolla, hasta hace poco casi un desconocido para el público en general. Sin embargo, gracias a la exposición Joaquín Sorolla (1863-1923), que está siendo todo un éxito, en el Museo del Prado, nos hemos adentrado en su vida y en su obra. La muestra finaliza el próximo 13 de Septiembre y ya se han agotado las entradas puestas a la venta a través de Internet. A partir de ahora la compra de los pases sólo será factible realizarla en la misma pinacoteca.

Pues bien, al pintor valenciano durante largo tiempo se lo criticó por su hipotético escaso compromiso con la sociedad del momento. Aduciendo que revelaba en sus cuadros una imagen irreal de ella. Algunos de los calificativos que le confirieron estaban llenos de desprecio hacia sus lienzos.

Mas hoy sabemos que no fue así. Concretamente en el caso de las celebérrimas “Visiones de España”. Ahora conocemos que con estos murales, al igual que el resto de contemporáneos liberales: el novel José Echegaray y Eizaguirre, Benito Pérez Galdós, Unamuno, Ramón Pérez de Ayala, Salvador de Madariaga,…, mostró su preocupación por la recuperación nacional. Asumiendo como suya la corriente institucionista, fundamentada en el Krausismo, influenciado por su amigo Francisco Giner de los Ríos. Alma de la mítica Institución Libre de Enseñanza, de la que salieron los destacados protagonistas de esa época.

Francisco Giner de los Ríos

Los paneles fueron un encargo del fundador de la Hispanic Society de Nueva York, Archer Milton Huntingtong, en 1911. Quien pretendía transmitir con ellos los usos y costumbres de España y Portugal mediante imágenes que fueran fácilmente comprendidas en EEUU. Motivo por el que exigió a Sorolla que los personajes dibujados estuvieran ataviados con los trajes típicos. Asimismo requirió que se hiciera hincapié en la región andaluza, a la que se dedican 5 de los 14 paneles, vislumbrando esa zona como presumible destino turístico masivo para los norteamericanos, en detrimento de París o Italia que era la opción mayormente escogida en aquel entonces por los estadounidenses.

Ardua labor a la que se dedicó el genio de la luz durante siete años, recorriendo cada uno de los rincones de los parajes elegidos. Comenzó viajando a Oropesa, en Marzo de 1912 y terminó en junio de 1919 en Ayamonte. Empleando en su configuración las señas que para los institucionistas caracterizaban a España:

•    El pueblo. Considerado por este movimiento como los verdaderos protagonistas de nuestra historia. Los ciudadanos anónimos que trabajan duramente jornada tras jornada, con una  especial atención hacia los campesinos. Calificada por Unamuno como la “intrahistoria”.

•    El Paisaje. Y principalmente el de Castilla, como símbolo de nuestra patria.  Francisco Giner de los Ríos, pensaba que el Guardarrama era la columna vertebral de España, siendo Toledo y Ávila dos de las ciudades más emblemáticas. Elementos que utilizará el pintor para esbozar la Castilla ideal, que será el panel que más tiempo le lleve.

•    Los monumentos. Estimando nuestro patrimonio arquitectónico como fuente de riqueza y exponente identitario.

Por otro lado también participó en la Junta para la Ampliación de Estudios, creada en 1907 y disuelta al instaurarse el régimen franquista. Organismo suscitado igualmente por el influjo de Giner y su idea de sacar a nuestro país del retraso en el que estaba sumido a través del conocimiento, la apertura hacia Europa y la libertad.

Como se ve, la implicación real del artista nada tiene que ver con lo que se contaba de él. ¿Quién sabe, incluso tal vez algún día se escriba un libro sobre Sorolla y los liberales?

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2 comments

  1. José María Moreno Flórez

    La verdad es que para mí Sorolla es un genio de la pintura, pero exactamente y sólo eso, un genio de la pintura. No tengo dudas de que mantuvo una «cierta» amistad con intelectuales del 98 y el 27 pero el valor profundo de la obra de Sorolla reside en la innovación que supone el tratamiento de la luz a base de contrastes audaces de color, al dominio de la técnica con una pincelada densa y amplia que supera todas las pretensiones de los impresionistas franceses… Siento no estar demasiado de acuerdo con la visión de España que presenta en los paneles de la Hispanic Society en que acepta el plan de Mr. Huntintong sin «mojarse» en planteamientos de otra naturaleza. Quien paga manda no es un pretexto para no ser tú. Sorolla, al margen de si fue o no un intelectual de su época, cosa que no me importa demasiado, es un gran trabajador que dejó la vida por esos parajes de la España profunda para demostrar al mundo de ultramar que se podía representar la luz sin necesidad de fragmentar la pincelada. No obstante, gracias por el artículo. Añade una ipótesis interesante.

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