Benidorm. (www.euroresidentes.com)
Ahora cuando cuelgan de numerosos establecimientos hoteleros y extrahoteleros el cartel de se vende, nos surge una importante duda: ¿es nuestro modelo turístico rentable? ¿Hemos logrado crear destinos sostenibles: económica, social y medioambientalmente?
El Turismo representa aproximadamente el 11% de nuestro PIB, convirtiéndose casi en el único sector productivo de muchos municipios. Pero a pesar de la gran inyección económica que esto ha supuesto, la población residente de esas circunscripciones carece de las infraestructuras más básicas: colegios, centros sanitarios de calidad, parques infantiles, edificios culturales y sociales, áreas deportivas,…
Se han concebido núcleos urbanos mixtos: tanto de uso residencial, como turístico. Urbanizaciones que en ciertos casos aún no han sido recepcionadas por el Ayuntamiento correspondiente. Mostrando deficiencias en: alumbrado, asfaltado, saneamiento,…. Aún siendo obligatorio la acometida de estas obras por parte del promotor, menos cierto es que la Administración Local pertinente dispone del aval que el empresario ha de depositar previo al inicio del citado Plan Parcial. Pudiéndolo ejecutar si el constructor no cumple con sus obligaciones. No obstante, en muy pocos supuestos se recurre a ellos. Lo que acarrea que podamos contemplar imponentes hoteles de cinco estrellas ubicados en zonas inconclusas, restando competitividad al destino. Ya que la calidad es un concepto integral, compuesto por varios eslabones de una misma cadena, donde cada uno debe funcionar a la perfección si queremos dejar un buen sabor de boca en el viajero.
Se agrava la situación si caemos en la cuenta, de que la mayoría de dichas corporaciones, sustentaban buena parte de sus ingresos en la concesión de licencias urbanísticas. Con el reciente crack de este gremio, se pone en evidencia su frágil financiación local. Volviendo a debate la exigencia de legislar definitivamente sobre el Estatuto del Municipio Turístico. Pues estos consistorios, que en ciertas ocasiones tienen más plazas alojativas que habitantes, sólo reciben aportación por el número de personas censadas. Lo que es incongruente, ya que el turista origina el mismo gasto: genera igualmente basura, pudiera requerir de la asistencia de servicios de seguridad o emergencia, transitan sobre el territorio con su consiguiente deterioro, etc., etc. Sacando sus gobernantes las partidas presupuestarias para tales menesteres, de las remesas dedicadas a cubrir las necesidades de los vecinos. Incoherentemente aparecen entidades muy ricas, donde la calidad de vida es peor.
Si además sumamos la política del consumo desproporcionado de la superficie que se ha llevado en los últimos tiempos, con la consecuente degradación por el paso del tiempo, nos da como resultado resorts poco atractivos.
O nos replanteamos urgentemente el modelo turístico, diseñando estrategias a corto, medio o largo plazo, que aumenten la viabilidad de un destino maduro como el nuestro. O veremos, como ya pasó con los astilleros en el Norte, el calzado en Levante, perecer nuevamente otro sector productivo.
