El futuro de las Agencias de Viajes

Terminal de un aeropuerto 

Terminal de un aeropuerto. (www.bigfoto.com)

En los últimos tiempos el sector turístico ha sufrido importantes transformaciones. Lo que para ayer era válido, hoy se muestra obsoleto. No escapando el gremio de las Agencias de Viajes a este irrefutable axioma. La progresiva atomización llevada a cabo por las grandes cadenas horizontales o verticales, resulta ya imparable, adueñándose de numerosas entidades familiares que no pueden continuar con un negocio donde predomina un exiguo margen comercial.

En pro de la reducción de costes se ha prescindido de los ejecutivos altamente cualificados en el sector, con conocimientos de: gestión de empresas y destinos; capacitación para el uso del sistema informático Amadeus; contratación y dirección hotelera; manejo de los diversos medios de transportes (mar, tierra o aire); actividades de ocio; visión urbanística del área; animación; protocolo y relaciones públicas; organización de eventos; tres y cuatro idiomas;…Sustituyéndolos por otros que simplemente se dedican a ejecutar órdenes provenientes de países emisores, o a desarrollar el manual implementado por la central. Basando exclusivamente su labor en la consecución de la revalorización accionarial de la compañía, relegando al ostracismo el espacio vocacional. Lo que ha propiciado que directivos de casi cincuenta años, tras exitosas décadas de carrera laboral, se hayan visto abocados a engrosar las colas del paro. No quedándoles más opción que reciclarse, para posteriormente, si hay suerte, ser contratados para otros trabajos completamente distintos.

La amenaza de los prestadores de servicio de imponer la comisión cero, pone en peligro la función de intermediación de estas firmas. La polémica ocasionada, hace escasos meses, por la compañía aérea irlandesa de bajo coste Ryanair, al prohibir la venta de plazas de vuelo a través de Agencias de Viajes online, se ha convertido en la punta del iceberg, de lo que pudiera considerarse el ocaso de este tipo de sociedades.

Los analistas preconizaban desde hace años, que la única salida era preponderar la figura del asesor turístico, quedando desfasada la del agente de viajes. Cual profesional liberal, que a modo de un  abogado o economista cobrase por los servicios prestados. Configurándose su asistencia como un valor añadido, por el que el cliente estaría dispuesto a abonar un suplemento monetario. Persona que ante cualquier contratiempo en un viaje, sería una garantía para su inmediata solución. Entendiendo y sabiendo captar con milimétrica percepción y prontitud las necesidades del comprador, mejorando así sus expectativas, y apoyándose en las nuevas tecnologías.

A partir de Septiembre de 2008 se cuentan por centenares los puntos de ventas cerrados mensualmente. Muchos son los que ven en este dato una simple reestructuración del sector. Puesto que cuando en los principales países emisores europeos, Alemania o Reino Unido, existían la mitad, en España se duplicaba el número, llegando en un determinado momento hasta 11.000. No dudando ya nadie, de que el futuro pasa por reinventarse o morir.

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