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Ayer lunes, 29 de Junio, llegó a Canarias el Presidente nacional, José Luis Rodríguez Zapatero, para mantener una reunión con el ejecutivo archipielágico, en pro de abrir líneas de colaboración que impulsen la economía isleña. En la mencionada cita se acordó elaborar un programa a aprobar por el Consejo de Ministros el próximo mes de Octubre, y que se celebrará en Gran Canaria. Las medidas que en ese momento se acepten buscarán solventar principalmente el grave trance por el que pasa el sector turístico de la zona, así como potenciar la generación de empleo.
En el encuentro, que duró alrededor de dos horas, se adquirieron los compromisos concretos de: establecer una nueva consignación para el Plan Renove de Turismo y ampliar la reducción de las tasas aeroportuarias hasta el primer semestre de 2010.
Y es que esta Comunidad Autónoma sufre con inusitada virulencia la vigente crisis, al ostentar la más alta tasa de paro del país, en torno al 27%; y depender su PIB en demasía de la actividad turística. Debiendo padecer sus residentes además un encarecimiento, con respecto a la península, tanto en la cesta de la compra, como en las distintas materias primas. Convirtiéndola su condición de ultraperificidad en un territorio frágil y limitado.
Por si fuera poco, recientemente la patronal hotelera ha vaticinado, que tras el verano 50.000 personas más podrán quedarse sin sus puestos de trabajo. Ya que la merma de dos millones de turistas estimados en la región para este año, propiciará inevitablemente el cierre de establecimientos alojativos y en el mejor de los casos la reducción de su plantilla laboral. No ayudando en nada la restricción crediticia impuesta a los negocios por el sistema bancario. Con lo que queda patente que los famosos “brotes verdes” a este rincón del Atlántico no han llegado, pero tampoco se les espera prontamente. El tsunami originado inicialmente en la construcción y que hoy ataca a esta industria, extiende sus daños rápidamente al resto, golpeando con fuerza al pequeño comercio.
Las autoridades convocadas en la jornada descrita se esfuerzan en insuflar confianza a los ciudadanos y a las entidades del ámbito privado. Aunque tal vez se olvidan de que los problemas no son sólo coyunturales, sino también estructurales. En infinidad de ocasiones, desde este blog, hemos pretendido transmitir las necesarias y debatibles, para nosotros, correcciones. Quedándose uno fascinado cuando pareciera que en ciertos casos se selecciona a cargos públicos no por sus conocimientos, sino mayormente por su carné de afiliado. Y más espantado si cabe, al comprobar que si alguien osa invocar, alto y claro, la lógica dimisión de uno de ellos, los demás cargan toda la ira sobre el mensajero. Mirando el resto, que comparten igual razonamiento, para otro lado. Acción atribuible a la cobardía, ceguera o estupidez, pues no hablar en este instante significa empeorar progresivamente nuestro posicionamiento. Ahora eso sí, cuando lo manda alguno con relevante poltrona, embisten contra aquel que no tiene cartera, sin ningún argumento, únicamente por quedar bien con el que ordena.
